Hace casi 2000 años un volcán enterró la ciudad de Herculano, podría haberse descubierto una forma de leer su valiosa biblioteca de antiguos pergaminos.
Esta villa era donde se almacenaban todos estos rollos que quizás ahora se puedan leer. En la propia exposición se hablaba de esta posibilidad, y de cómo en el pasado la tecnología había posibilitado que se leyeran otros rollos no tan dañados (con un artilugio que los desplegaba poco a poco, por ejemplo, inventado por un religioso español).
Sería increíble que esto se materializara, porque se podrían encontrar copias de grandes clásicos antiguos perdidos (Aristóteles, por ejemplo).
Por si alguien le interesa, hay un cómic sobre este tema que parece interesante:
Así ocurrió que Roma de leyes carecía;
pidióselas a Grecia, que buenas las tenía.
Respondieron los griegos que no las merecía
ni había de entenderlas, ya que nada sabía.
Pero, si las quería para de ellas usar,
con los sabios de Grecia debería tratar,
mostrar si las comprende y merece lograr;
esta respuesta hermosa daban por se excusar.
Los romanos mostraron en seguida su agrado;
la disputa aceptaron en contrato firmado,
mas, como no entendían idioma desusado,
pidieron dialogar por señas de letrado.
Fijaron una fecha para ir a contender;
los romanos se afligen, no sabiendo qué hacer,
pues, al no ser letrados, no podrán entender
a los griegos doctores y su mucho saber.
Estando en esta cuita, sugirió un ciudadano
tomar para el certamen a un bellaco romano
que, como Dios quisiera, señales con la mano
hiciese en la disputa y fue consejo sano.
A un gran bellaco astuto se apresuran a ir
y le dicen: —«Con Grecia hemos de discutir;
por disputar por señas, lo que quieras pedir
te daremos, si sabes de este trance salir».
Vistiéronle muy ricos paños de gran valía
cual si fuese doctor en la filosofía.
Dijo desde un sitial, con bravuconería:
—«Ya pueden venir griegos con su sabiduría».
Entonces llegó un griego, doctor muy esmerado,
famoso entre los griegos, entre todos loado;
subió en otro sitial, todo el pueblo juntado.
Comenzaron sus señas, como era lo tratado.
El griego, reposado, se levantó a mostrar
un dedo, el que tenemos más cerca del pulgar,
y luego se sentó en el mismo lugar.
Levantóse el bigardo, frunce el ceño al mirar.
Mostró luego tres dedos hacia el griego tendidos,
el pulgar y otros dos con aquél recogidos
a manera de arpón, los otros encogidos
Sentóse luego el necio, mirando sus vestidos.
Levantándose el griego, tendió la palma llana
y volvióse a sentar, tranquila su alma sana;
levantóse el bellaco con fantasía vana,
mostró el puño cerrado, de pelea con gana.
Ante todos los suyos opina el sabio griego:
—«Merecen los romanos la ley, no se la niego».
Levantáronse todos con paz y con sosiego,
¡gran honra tuvo Roma por un vil andariego!
Preguntaron al griego qué fue lo discutido
y lo que aquel romano le había respondido:
—«Afirmé que hay un Dios y el romano entendido,
tres en uno, me dijo, con su signo seguido.
«Yo: que en la mano tiene todo a su voluntad;
él: que domina al mundo su poder, y es verdad.
Si saben comprender la Santa Trinidad,
de las leyes merecen tener seguridad».
Preguntan al bellaco por su interpretación:
—«Echarme un ojo fuera, tal era su intención
al enseñar un dedo, y con indignación
le respondí airado, con determinación,
«que yo le quebraría, delante de las gentes,
con dos dedos los ojos, con el pulgar los dientes;
Dijo él que si yo no le paraba mientes,
a palmadas pondría mis orejas calientes.
«Entonces hice seña de darle una puñada
que ni en toda su vida la vería vengada;
cuando vio la pelea tan mal aparejada
no siguió amenazando a quien no teme riada».
Por eso afirma el dicho de aquella vieja ardida
que no hay mala palabra si no es a mal tenida,
toda frase es bien dicha cuando es bien entendida.
Entiende bien mi libro, tendrás buena guarida.
Si la noticia que enlazas está en un idioma diferente del castellano, indícalo entre corchetes al final del título. Usa la lista de códigos ISO 639-2, donde los más habituales en menéame son [cat] catalán, [glg] gallego, [eus] euskera, [eng] inglés y [fra] francés. Asimismo, si enlazas a un vídeo, imagen o PDF, por favor utiliza los iconos correspondientes o pon un aviso como [pdf] al final del título.
itonga.serversur.com/noticias/val/88885/avances-la-tecnologia-israeli-
malalanahistoria.wordpress.com/2013/11/04/la-villa-de-los-papiros-en-l
Esta villa era donde se almacenaban todos estos rollos que quizás ahora se puedan leer. En la propia exposición se hablaba de esta posibilidad, y de cómo en el pasado la tecnología había posibilitado que se leyeran otros rollos no tan dañados (con un artilugio que los desplegaba poco a poco, por ejemplo, inventado por un religioso español).
Sería increíble que esto se materializara, porque se podrían encontrar copias de grandes clásicos antiguos perdidos (Aristóteles, por ejemplo).
Por si alguien le interesa, hay un cómic sobre este tema que parece interesante:
Conversación de sombras en la villa de los papiros - Max
www.lacupula.com/catalogo/conversacion-de-sombras
Pues bien, la misma autobiografía de Escipión - al estilo de De Bello Galicum de Julio César - se ha perdido y podría recuperarse.
Vivimos tiempos interesantes.
Así ocurrió que Roma de leyes carecía;
pidióselas a Grecia, que buenas las tenía.
Respondieron los griegos que no las merecía
ni había de entenderlas, ya que nada sabía.
Pero, si las quería para de ellas usar,
con los sabios de Grecia debería tratar,
mostrar si las comprende y merece lograr;
esta respuesta hermosa daban por se excusar.
Los romanos mostraron en seguida su agrado;
la disputa aceptaron en contrato firmado,
mas, como no entendían idioma desusado,
pidieron dialogar por señas de letrado.
Fijaron una fecha para ir a contender;
los romanos se afligen, no sabiendo qué hacer,
pues, al no ser letrados, no podrán entender
a los griegos doctores y su mucho saber.
Estando en esta cuita, sugirió un ciudadano
tomar para el certamen a un bellaco romano
que, como Dios quisiera, señales con la mano
hiciese en la disputa y fue consejo sano.
A un gran bellaco astuto se apresuran a ir
y le dicen: —«Con Grecia hemos de discutir;
por disputar por señas, lo que quieras pedir
te daremos, si sabes de este trance salir».
Vistiéronle muy ricos paños de gran valía
cual si fuese doctor en la filosofía.
Dijo desde un sitial, con bravuconería:
—«Ya pueden venir griegos con su sabiduría».
Entonces llegó un griego, doctor muy esmerado,
famoso entre los griegos, entre todos loado;
subió en otro sitial, todo el pueblo juntado.
Comenzaron sus señas, como era lo tratado.
El griego, reposado, se levantó a mostrar
un dedo, el que tenemos más cerca del pulgar,
y luego se sentó en el mismo lugar.
Levantóse el bigardo, frunce el ceño al mirar.
Mostró luego tres dedos hacia el griego tendidos,
el pulgar y otros dos con aquél recogidos
a manera de arpón, los otros encogidos
Sentóse luego el necio, mirando sus vestidos.
Levantándose el griego, tendió la palma llana
y volvióse a sentar, tranquila su alma sana;
levantóse el bellaco con fantasía vana,
mostró el puño cerrado, de pelea con gana.
Ante todos los suyos opina el sabio griego:
—«Merecen los romanos la ley, no se la niego».
Levantáronse todos con paz y con sosiego,
¡gran honra tuvo Roma por un vil andariego!
Preguntaron al griego qué fue lo discutido
y lo que aquel romano le había respondido:
—«Afirmé que hay un Dios y el romano entendido,
tres en uno, me dijo, con su signo seguido.
«Yo: que en la mano tiene todo a su voluntad;
él: que domina al mundo su poder, y es verdad.
Si saben comprender la Santa Trinidad,
de las leyes merecen tener seguridad».
Preguntan al bellaco por su interpretación:
—«Echarme un ojo fuera, tal era su intención
al enseñar un dedo, y con indignación
le respondí airado, con determinación,
«que yo le quebraría, delante de las gentes,
con dos dedos los ojos, con el pulgar los dientes;
Dijo él que si yo no le paraba mientes,
a palmadas pondría mis orejas calientes.
«Entonces hice seña de darle una puñada
que ni en toda su vida la vería vengada;
cuando vio la pelea tan mal aparejada
no siguió amenazando a quien no teme riada».
Por eso afirma el dicho de aquella vieja ardida
que no hay mala palabra si no es a mal tenida,
toda frase es bien dicha cuando es bien entendida.
Entiende bien mi libro, tendrás buena guarida.
Aparte del yogur, hay que reconocer que Grecia tenía sus pegas.
Si la noticia que enlazas está en un idioma diferente del castellano, indícalo entre corchetes al final del título. Usa la lista de códigos ISO 639-2, donde los más habituales en menéame son [cat] catalán, [glg] gallego, [eus] euskera, [eng] inglés y [fra] francés. Asimismo, si enlazas a un vídeo, imagen o PDF, por favor utiliza los iconos correspondientes o pon un aviso como [pdf] al final del título.