Aunque Carmen no es la única lingüista que defiende que nuestra lengua no viene del latín, pero al parecer, hay una sordera sistemática del mundo académico ante esta "aparentemente rara" teoría. No es de extrañar, reconocer algo así pondría en evidencia todo nuestra sistema lingüístico y la centenaria creencia en un postulado inicial (que el latín es la lengua madre) que nunca ha llegado a revisarse de manera objetiva
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etiquetas: lenguas , castellano , latín
Cada loco con su tema.
Mis conocimientos de lengua son limitados y debo reconocer que no tengo ni idea de que son las deformaciones palatales de las que habla, así que soy incapaz de decir si lo que dice es una burrada (como parece así de entrada) o es un interesante descubrimiento...
Recordad la famosa "s" de "island" en inglés, por que surgió y lo que implicó... ésto podría ser lo mismo.
Desconozco si lo ha hecho o no (no encuentro nada en su blog), pero me da la impresión de que es un poco de humo y búsqueda de fama.
Ninguna lengua romance viene del latín. Ninguna. Todas vienen del latín vulgar, que está más que atestiguado y documentado (hasta en pintadas de las paredes de Pompeya). Que hay muchos cabos sin atar, evidentemente. Que la influencia de los sustratos no se puede calibrar adecuadamente, sin duda. Las diferencias entre el latín clásico y el vulgar son muy considerables, en todos los aspectos. Esto no es tampoco nada del otro viernes, muchas lenguas oficiales en vigor en el mundo hoy usan un registro arcaico para ámbitos administrativos que viene a ser poco menos que ininteligible. El último país próximo fue Grecia, que abandonó muy recientemente (en los 70, creo) una morfología "clásica" en la adminsitración porque ya era muy arcaica de Dios.
A mayores, el castellano debió nacer de una sustitución lingüística muy tardía. Se sabe por ejemplo que el galo aún se hablaba en el año 600, y en realidad los difusores del latín (vulgar) fueron los reinos germánicos sucesores de Roma de la mano de la Iglesia. El castellano debió empezar a formarse mucho más tarde aún, cuando grupos de hablantes de euskera pasaron a hablar el romance de la zona, que ya era mucho más alejado del latín vulgar y mucho más romance que latín vulgar.
Oficialmente, el muy apócope de mucho castellano proviene de una fase intermedia MULTU > muito > muy donde el muito > mucho (cada uno que hipotetice los pasos intermedios que quiera).
En gallego-portugués MULTU > MOLTO > mouto > moito > muito (y su apócope muit > mui).
Pero hay un problema, la confusión ou/oi (o como se quiera describir) es única y privativa del gallego-portugués, y obviamente no existe ni ha existido en castellano. Y las l de desaparecer, lo hacen a u, no a i.
Beldur = miedo.