Una de las razones de que haya carencia de agua no es el agua en sí, sino su modo de empleo. Más concretamente el derroche. Y ese derroche no es tanto consecuencia de nuestros hábitos de consumo como de la ineficiencia en cómo se organiza la distribución del agua. Por ejemplo, en Estados Unidos se usa el 70 % del agua en la agricultura. Pero la mitad de toda la comida producida termina en la basura. Producir una caloría requiere, como media, cien litros de agua, según la ONU.
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