La «educación para el trabajo» desde edad temprana, más que a desarrollar la personalidad de los individuos o satisfacer sus apetitos de conocimientos y superación personal, aspira a hacerlos «productivos», en el mejor sentido que esta expresión tiene en la jerga del capitalismo. Debemos asegurarnos de que el sistema educativo produzca seres humanos útiles y hábiles, hombres y mujeres sapientes y preparados, capaces de aportar a la deliberación pública permanente. Pero no herramientas vivientes o seres obedientes a los dictados de una empresa.
|
etiquetas: sistema educativo , personas , ciudadanos , herramientas vivientes
Hay dos modos de educar: instruir a los niños con el saber ilustrado, objetivo y racional... o intentar educarles el alma y convertirlos en demócratas y en buenas personas. El segundo método es el que han elegido todas las ideologías y sectas, Iglesia incluida.
Con el primer método basta con reglar las materias e impartir su contenido. Pero, ¿cómo se evalúa si alguien es buenas persona? ¿Qué se imparte en clase? ¿Cómo se hace para un alumno salga buen ciudadano? Es absurdo. Si ese tipo de educación funcionara, hubiéramos seguido siendo todos católicos por los siglos de los siglos.
Si sólo forma profesionales, las primeras perjudicadas van a ser las empresas.
Saludos.