Es curioso lo diferente que es la imagen que, ante la sociedad española, desprenden cazadores y pescadores. Mientras que una mayoría de la sociedad percibe al cazador como un ser zafio, violento, arrogante, desequilibrado y perjudicial para el medio ambiente, el pescador está en segundo plano, desempeñando un perfil bajo, silencioso...se le percibe como alguien inofensivo, un abuelete jubilado o un padre que comparte tiempo de calidad con su hijo adolescente.
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El que se come lo que pesca, mientras pesque respetando las normas, me parece correcto.
La sutil diferencia está en el elemento empleado para realizar ambas actividades: un arma de fuego que puede provocar (y provoca) daños a terceros, donde se han dado casos de muertes en batidas frente a una caña de pescar, que como mucho te puedes hacer daño con el anzuelo.
Coño, que para eso hay leyes. Ahora además de aguantar a los religiosos con sus juicios morales hay que aguantar a los bienpensantes que quieren prohibirlo todo.
Hay carpas en tramos de ríos que se pueden considerar alcantarillas a cielo abierto, son de los pocos peces que pueden vivir en aguas con tan poco oxígeno y comen la infinidad de larvas de mosquitos y otros insectos.