Cuando uno lee libros e informes que describen la época de la polio epidémica sorprende que todo aquello, todo aquel miedo, angustia e impotencia, dejara un poso tan tenue en nuestra memoria como sociedad. Nos hemos acostumbrado a que no hay ninguna razón para temer que esas décimas de fiebre que tiene nuestro sobrino de 10 años escondan en realidad la parálisis, la atrofia muscular y las deformidades irrecuperables. Y lo hemos hecho a una velocidad pasmosa.
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¿Será porque saben la composición de las vacunas y sus consecuencias?.
No hay mas que ver las patentes de las vacunas y su composición, para ver las mierdas y venenos que incluyen, como mercurio, restos de fetos humanos abortados, etc.
Si no me creen, investiguen en internet.
No soy ningún ejemplo de "dejar de estudiar en cuanto pude", pero sí tengo un mal recuerdo de la etapa educativa de primaria y secundaria. Por otro lado, hay unas evidentes y graves carencias en aspectos básicos que debieran haber sido cubiertos por la educación como pueden ser la capacidad de expresarse correctamente, la comprensión lectora, el razonamiento lógico, las habilidades aritméticas básicas y los conocimientos científicos básicos (biología, química, física). Entre otras muchas.
Yo no recuerdo a nadie que lo pasara bien formando parte de esa maquinaria, aunque el hecho de pasar tiempo con otros compañeros de tu edad llevase a tener momentos buenos y forjar amistades. Naturalmente, algunos lo pasaron mejor y otros peor, pero la sensación general es que el sistema educativo inducía estrés y agotamiento en las personas. Incluso los alumnos más dedicados y estudiosos solían mostrar este estrés (agobio previo a los exámenes, preocupación por las notas, etc.) lo cual no construye, en mi opinión, el mejor entorno para la asimilación de conceptos, ya que pone todo el foco en superar ciertas barreras. Lo que no quita que haya personas que asimilen y superen al mismo tiempo, pero muchas otras símplemente superan, y eso forja una sociedad llena de titulados disfuncionales, que no tienen las herramientas más básicas de pensamiento pese a ostentar una licenciatura, grado o similar (y ahora un máster, por supuesto).
Naturalmente, mi juicio sobre las causas puede ser completamente erróneo, pero no creo que sea una hipótesis descabellada.
La alternativa a ambas cosas es dedicarse a la vida contemplativa, claro, pero si queremos comer alguien tiene que cultivar la comida. Y si hemos estudiado como cultivar de manera más eficiente, podremos trabajar menos.
A mi me pasa al contrario que a ti, que me choca sobremanera que alguien no quiera educarse (y ya, ya se que hay otras formas de aprender, pero lo de la "escuela de la vida" no cuela para todos. Desde luego no para los que aún conocemos gente que para su desgracia no pudieron ir apenas al colegio).
Cuidado con los padres: las vacunas pueden enfermar a sus hijos
( Natural News ) Las vacunas son un tema muy controvertido. En un rincón, encontrará médicos y empresas farmacéuticas que insisten en que son la única forma de prevenir determinadas enfermedades y que los padres que no se vacunan no deben preocuparse por la salud de sus hijos. En el lado opuesto de la valla están aquellos que se han educado sobre los muchos peligros de las vacunas y eligen evitarlas a toda costa. Pero a pesar de todo lo que se habla sobre la conexión entre las vacunas y el autismo, las enfermedades autoinmunes y la esterilidad, a menudo se pasa por alto el problema más inmediato de las reacciones alérgicas a las vacunas .
Esto es algo que una familia británica experimentó de primera mano cuando Vikki Simpson, de Newbury, llevó a su hija Leah, de tres años, para recibir su refuerzo MMR . Se alegró de que Leah no llorara cuando le administraron la inyección, pero 15 minutos después, la niña dejó de respirar y quedó flácida.
Simpson dijo: "Fui a dejarla en el suelo cuando ella me miró con tanto miedo en sus ojos y dijo 'mamá' con esa voz desesperada que me heló los huesos".
Ella agregó: “Traté de levantarla de nuevo, pero su cuerpo era como un peso muerto, su cabeza cayó al suelo y no respondía en absoluto. Fue aterrador ".
Afortunadamente, todavía estaban en el consultorio del médico cuando esto sucedió y pudo obtener ayuda de inmediato. Su madre, presa del pánico, observó cómo el color desaparecía del rostro de Leah y sus ojos rodaban hacia la parte posterior de la cabeza; sus labios se pusieron azules y su presión arterial y oxígeno bajaron. Una inyección de adrenalina cambió la situación y luego el médico le informó que Leah tuvo una reacción negativa a su vacuna.
La llevaron en ambulancia al hospital, y los paramédicos le dijeron que esta historia podría haber terminado de manera muy diferente si su madre no hubiera estado todavía en la oficina del pediatra charlando con la recepcionista cuando comenzó la reacción.
Ahora, Simpson quiere que otros padres sepan que esto puede suceder y esperen en la oficina después de recibir una inyección para asegurarse de que no haya una reacción. La inyección fue en realidad la segunda vacuna MMR de Leah; ella no reaccionó al primero, pero el fabricante había cambiado desde entonces.
Sorprendentemente, Simpson todavía planea… » ver todo el comentario