Hoy en día poca gente cree que salir del capitalismo sea una solución pragmática a nuestros males. Las élites económicas son demasiado poderosas, y además argumentan que las necesitamos para que creen empleo y prosperidad, que nuestros intereses pasan por sus intereses. Pero cuando la tecnología alcanza hitos increíbles se crean escenarios que eran impensables y que nos hacen replantear dónde está el límite de lo posible, también políticamente. En un estudio recientemente publicado en una revista académica, sugiero que comienza una etapa en la
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