Pedro (48 años) está asediado en su propia casa, en el madrileño barrio de Puente de Vallecas (Madrid). Es el único propietario de un edificio totalmente okupado desde hace más de siete años. Cuando quebró la inmobiliaria, en plena crisis económica, se corrió la voz del desgobierno en la finca y los okupas comenzaron a llegar. Desde entonces, amenazas, disparos, puños americanos, navajas, escenas de sangre en el portal, narcopisos o prostitución son el día a día que vive este hombre en su vivienda.
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