"Tontos, idiotas e hijos de puta". Así calificó el presidente filipino Rodrigo Duterte a entre 228 y 400 agentes, acusados de corrupción en la campaña contra el narcotráfico.Duterte los calificó de "criminales más peligrosos del país", y aseguró que si fuera por él "los arrojaría al río Pasig". Duterte ordenó enviarles a las zonas más conflictivas y violentas del país. "Preparaos para iros. Os doy 2 semanas", anunció. "Viviréis 2 años. Si salís con vida, podéis volver. Si morís allí, diré que no gasten nada en traeros de vuelta.
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