Buena parte de mi tiempo de lectura se me va poniéndoles pegas a los libros para no tener que leerlos. Esto se me hace más fácil si llevan faja. La faja es, no ya periferia literaria, sino exactamente lo opuesto a todo lo que significa literatura. Ponerle una faja a un libro es ponerle precio a tu dignidad. Me vendo por un blurb, por dos, por un premio, por un ditirambo desportillado. Vean por ejemplo 'La escuela católica' (Lumen), de Edoardo Albinati. Faja: "premio Strega". Ya está.
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Y luego muchos otros:EL Quijote, Episodios Nacionales, Guerra y Paz, La novela de Genji, Los miserables, en busca del tiempo perdido...
Luego el texto es Proust en vena; comienzo: “Cada vez que, después de mucho tiempo transcurrido, por alguna azarosa casualidad, que, no he de negarlo, hago todo lo posible por provocar y animar, el mecanismo, que ya creía, definitivamente, parado y sin posible reparación, entra una vez más de alguna extraña forma en movimiento y, aunque sin el preámbulo, el misterio y el exotismo que antes tenía y ahora cada vez tiene menos y...” Esta frase, que empieza en la página 9, acaba en la página 16. El franquismo era un poco así.
Las negritas son del texto original.