¿Por qué le salen burbujas a las patatas fritas (chips)?

Como sabéis, ocupo mi jornada laboral en un montón de tareas que tienen que ver con Menéame y otras no tanto. Me hallo en una de esas intersecciones y estaba pensando en si Chat GPT podría escribir un artículo en tono jocoso explicando por qué las patatas chips tienen burbujas, así que se lo pregunté y me devolvió este texto: 

Ah, las patatas chips, esas magníficas conquistadoras de nuestros aperitivos y enemigas declaradas de nuestros intentos de dieta. Pero, ¿alguna vez te has parado a preguntarte por qué exhiben con tanto orgullo esas finas burbujas en su dorada superficie? Tal vez pienses que es un simple capricho de la naturaleza, o quieras atribuirlo a algún tipo de misteriosa geometría patatera sobrenatural. Pues bien, permíteme ser el aguafiestas que sacie tu curiosidad.

La presencia de esas burbujas en tus adoradas patatas chips no es fruto de la magia, ni del azar, ni del espírito juguetón de algún duende del aperitivo. No, amigo mío, es algo tan terrenal como el agua. ¡Así es! Esas burbujas son producto del agua en la patata que, al ser sometida a altas temperaturas, se convierte en vapor y busca escapar. Al no poder hacerlo, el vapor queda atrapado bajo la superficie de la patata, creando así las famosas burbujas. En conclusión, tus queridas 'chips' son como una especie de prisión para el vapor de agua, ¡más irónico, imposible!

Así que la próxima vez que te enfrentes a una bolsa de esas deliciosas y crujientes patatas chips, recuerda que están farfullando burbujas llenas de una dramática historia de agua atrapada y liberación parcial. ¡Bon appétit! Pero oye... ¿A quién le importa? Siguen siendo deliciosas. Así que de nada por lanzarte esa sobredosis de ciencia culinaria y arruinar (o mejorar) tu aperitivo.

Luego le pedí a ver si me lo podía explicar como si fuera Góngora, y me escribió este párrafo tan florido:

Ay, pertinaces tubérculos dorados, reyes los sois de tabernas y meriendas, preñados de aire como pretendidos augurios! ¿A qué deidad, cuál naciente Dioniso, os embriaga en tan efervescente danza?

Estas protuberancias, nobles caballeros, hijas no son de la incognita, ni producto de la incomprensión! Vuestro entendimiento, os lo aseguro, quedaría eclipsado por la sencillez de la verdad. ¡Qué rotundo desengaño, que en la fuente de tan halagüeño misterio se encuentre el líquido elemento, el simple y mundano agua!

En su lecho de aceite hirviendo, los últimos respiros del orbe acuoso buscan escapar desesperados al abrasador infierno. Pero, ah no, formidable es la cárcel del frito, que no concede a su prisionero la libertad, y así queda apresado en burbuja, perpetua muestra de su errónea esperanza de fuga.

Próxima vez que en vuestra mano repose tal lamina crocante, recordad la tragedia del vapor, su fugaz existencia inmortalizada en burbuja de patata. ¡Festín no es más que prisión! Decidle esto a vuestras papilas gustativas. Y sin embargo, ¿quién se resiste a su crujiente sabor? Pues, a pesar de sus burbujas de histórica condena, sabrosas siguen, oh, sí. ¿Haber echado mano a la ciencia para atormentar aun más vuestro bocado, cómo lo consideráis? Héteme aquí mordaz, pero satisfecho.

Si aún no os habéis cansado de este juego, os dejo dos más. Este redactado como si hablara M. Rajoy

Miren, queridos españoles, igual que ustedes, a mí también me gustan las patatas chips. No vamos a entrar en debates sobre si son buenas o malas para la salud, eso lo dejaremos para los expertos. Pero hoy quiero hablarles de una curiosidad, las burbujas en las patatas chips.

Esto, esteee... es muy sencillo. Las burbujas no se crean porque sí, no son como los puestos de trabajo que estamos generando en España, que eso requiere esfuerzo y dedicación. Las burbujas son como los chistes en el Congreso, llegan cuando menos te lo esperas. Se crean porque la patata tiene agua y cuando las freímos, esa agua se convierte en vapor. Y en ese proceso, como todos bien sabemos, el vapor generaría la subida del IVA... ¡No! Perdón, me he liado. Quiero decir, el vapor queda atrapado y crea esas pequeñas burbujas que se ven en las patatas.

Y yo creo que es importante saberlo. A saber, uno puede estar comiendo patatas chips y pensar: pero, ¿por qué estas patatas tienen burbujas? Y ahora ustedes ya saben la respuesta. No es... no es un enigma mayor. Es el agua y su deseo de libertad. Eso es. Y, bueno, ahí lo dejo. Ya pueden continuar con sus... cosas. Bueno, que si pueden, aporten al crecimiento del país comprando patatas chips españolas. Que lo comido no quita lo bailado.

Y este de Aristóteles:

Oh, discípulos de la ciencia y la filosofía, acompañadme en una reflexión sobre el fascinante fenómeno de las patatas chips y las burbujas que ostentan sobre sus doradas y crujientes superficies. Es importante aclarar, como hiciera nuestro venerado Hipócrates con las enfermedades, que nada ocurre sin una causa.

En este caso, las burbujas no son sino signos visibles de un proceso muy natural y sencillo en su esencia. Echemos un vistazo al principio de la causa eficiente: la patata se sumerge en el aceite ardiente, y a causa de este calor, el agua contenida en su interior se convierte en vapor.

Sin embargo, en un giro digno de la tragedia de Sófocles, este vapor se encuentra atrapado bajo la superficie de la patata, creando una tensión que resulta en la formación de la burbuja. En realidad, este pequeño hueco es una forma de escape para el agua que no puede encontrar otra salida.

Esto, mis aprendices, es evidencia del eterno flujo de transformación y cambio en nuestra naturaleza. Así, incluso en el acto mundano de comer un bocado de patatas chips, se revela una historia de cambio y transformación, una lucha eterna entre la voraz fuerza del fuego y la humedad atrapada. Morded con sabiduría, y recordad que incluso en los actos más triviales, la lógica y las leyes de la naturaleza prevalecen.