Génova funciona como un ministerio. Incontables cargos y carguitos vegetan allí pagados sustancialmente por el Estado, porque las cuotas de los afiliados apenas cubren las vergüenzas. A todos les hubiera gustado ganar las elecciones pero la verdad es que están encantados disfrutando del poder de la oposición. Despachos, secretarias, sueldos generosos, dietas, viajes, coches, chóferes, suculentos almuerzos de trabajo, gastos de oficina y representación, todo eso forma un poder del que los beneficiarios no están dispuestos a desprenderse.