Es un local de unos 30 metros cuadrados con un baño pequeño y luz eléctrica. Nada más. Hasta este sitio, situado a pocos metros del que era su piso, se han mudado María José, de 53 años, sus dos hijos, el hijo mayor sufre una importante discapacidad, su perro, su cacatúa y sus dos gatos, uno de los cuales -alterado por los sobresaltos- se escondió bajo una mesa de la que se negó a salir.