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La hospitalidad sale cara cuando el invitado se niega a irse [ING]

Hace cosa de un año, los Remeika invitaron a la novia de su hijo a vivir con ellos. La mujer, madre de su nieto de 2 años, no tenía otro sitio donde ir. Un año después, tras pedirle que se fuera, y después exigírselo, tras intensas discusiones y fríos silencios, ella sigue en casa. Duerme en su cama. Come su comida. Usa su cuarto de baño. Incluso añade cosas a la lista de la compra que tienen en la nevera. Los Remeika, como cada vez más gente en Hillsborough County, han aprendido lo difícil que es echar a un huesped bajo la ley de Florida.

| etiquetas: vivienda , crisis , hospitalidad , familia , ley , deshaucio , caradura

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