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El camino hacia la alcoba con un poco de rodeo
Cuentan las crónicas que doña María Manuela Kirkpatrick, condesa de Montijo, acudía a todos los actos sociales que se celebraban con el propósito de ‘colocar’ a sus hijas Francisca y Eugenia. Fue en una de esas recepciones celebradas en el Palacio del Elíseo, en 1849, donde consiguió que Napoleón III (en aquellos momentos Presidente de la República Francesa) fijase sus ojos en su benjamina Eugenia, quedando prendado de ésta...
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