La historia debió cautivar a Olona, que no dudó en pulsar el botón de ‘Seguir’ en Twitter. También lo hizo David, pese a que sus firmes convicciones políticas no tenían nada que ver, en principio, con las de la política. “Incluso la había llegado a insultar”, ha reconocido. Desde entonces, los dos intercambiaron ‘Me gustas’ inofensivos hasta que una fotografía de unas albóndigas desencadenó lo que hoy día están viviendo.
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Que yo creo que está en particular no tenía unas ideas concretas, solo quería vivir de la política (de primeras al menos) y seguía un guión. Pero al menos públicamente está rectificando
El círculo se cierra.
En general, me alegra que Olona coja una senda menos extremista.
Lo que no sé, ni me importa es como estarán ahora.
Menos mal que aún existen románticos de los de antes.