Ser un niño terrible siempre ha sido buen negocio. Claro, que hay que medir los riesgos; hace falta tener bien calada a la sociedad para saber cuánto puede uno dilatar la frenada antes de tragarse el muro. Esto, que puede parecer un ejercicio de lo más vulgar, tiene su complejidad y su arte, como todo. No es fácil quedarse en el punto justo de incorrección, en el milímetro escaso de terreno que separa la travesura de la trena.
|
etiquetas: mojigatos , anuncio , desigual , mimesacojea
Piensen en la televisión aquella de los 80 y en ésta de ahora. En aquella prensa y en la actual.
Ahora es cuando vengo y señalo que tanto la televisión como la prensa están controlados por viejos millonarios y claro, se ve que la sensación que este hombre pretende dar de que las nuevas generaciones son más conservadoras no es cierto.
Este país es una gerontocracia y las nuevas generaciones no catan el poder.