Matasanos en las mutuas: criminalizando la enfermendad mental

Tenía que ser 10 de octubre, Día Internacional de la Salud Mental, cuando le tocara consulta de psicología en la mutua para hacerle aún más daño (por si no ha tenido poco).

Lleva más de un año mentalmente jodida de verdad. Lo aguantaba porque lo que se enseña y dice es que "hay que aguantar" porque no un brazo roto o un cáncer. Intentaba estar bien... ocultárselo a los suyos (mejor que piensen que estás amargada que no "mala") y hacer lo posible porque no faltara el sustento, pero si los brutales dolores musculares, los mareos, las desganas de vivir, los problemas de autoestima, los de memoria y concentración... pero si todo eso no era suficiente... rompió del todo y lo admitió ¡Ah! y la despidieron con malas artes, pero esa es harina de otro costal.

Total, que como su ex-empresa tenía las contingencias comunes contratadas con la Mutua, después de 10 años sin una baja laboral (trabajando mala tantas y tantas veces), visita por primera vez aquel lugar, tras ver a su médico de cabecera - el cuál exclamó ¡joder, menudos cabrones! - se dirigió con la baja a la Mutua cuando la llamaron. Ahí, otro médico la entrevistó y le dijo que no se preocupara, que la Mutua tenía psicólogos para ayudarla, lo cual era un alivio para el bolsillo dado que Salud Mental Pública está saturada y no se sabe cuándo la llamarán. No obstante, haciendo otro esfuerzo, se fue a un psiquiatra privado, el cual, con un trato humano y un seguimiento pormenorizado, va ayudando.

Entonces llegó el día de la cita con la psicólogo de la Mutua:

- Primeros 5 minutos: entrevista detectivesca, centrada en el mundo laboral y dejando relatar más bien poco los síntomas y dolores.

- Los siguientes 2 minutos: explicación de dos test que ha de cumplimentar, los cuales serán enviados a una tercera empresa para analizar y determinar, si tiene ansiedad, depresión o NADA. Y así "pasarle un informe al médico de cabecera para que le den el alta y la mutua no siga pagando".

Entonces ella, aturdida y sintiéndose una completa mierda preguntó ¿pero para qué sirven los test? ¿vamos a hablar de esto? ¿no era una sesión de terapia? A lo que la psicóloga le respondió, que no, que era una sesión de evaluación, y que los test eran como un análisis de sangre para determinar si estaba enferma o no, y si no quería hacerlos se los quitaba y ponía en el informe que no colaboraba.

De poco sirvió que le dijera a la psicóloga que ella necesitaba ayuda para salir del pozo, que la trataran como una enferma y no como un gasto o una delincuente. Era rellenar los test o dejarlos. Los leyó, los rellenó, no entendió la mitad, parecía que escondieran algo... al menos uno... un tal LSB 50 parecía tratar el tema con cuidado y relación. El otro parecía más un psicotécnico para trabajar. Le dió igual. Contestó lo que entendió y le salió porque ojalá no estuviera así...enferma... y ojalá le trataran como un ser humano al que se le quiere ayudar, no como a uno que se quiere acusar de se inventa una enfermedad, que es la sensación que en todo momento vivió.

Al final salió de la mutua sintiéndose una porquería, pero por suerte me llamó, me lo contó, lo lloró y ahora ya solo es cuestión de que la ayudemos (profesionales y los que la queremos) porque lo que es la matasanos... la que cobra para criminalizar y con ello, enferma en lugar de sanar, ya lo dijo ella con acciones y palabras: no estoy aquí para ayudarte con terapia, estoy para que dejes de cobrar de la mutua.

Por cierto, a mi amiga le da igual cobrar de la Mutua, de la Seguridad Social o del SEPE. Lo que quiere es curarse.

Deberíamos pelear por acabar con esta lacra para la salud que son las mutuas. FIN