Durante los últimos días hemos asistido a una sucesión de puñaladas traperas en la política murciana o madrileña que ponen de manifiesto, una vez más, que la auténtica obsesión de nuestros gobernantes es el poder y no sus convicciones ideológicas.
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Es un poco capellan del neoliberalismo. Da envoltura a la excusa para acumular riqueza a los de siempre.
Errónea. Los partidos de derechas no tienen ningún ideal que no se hacerse ricos a costa de lo público y Rallo lo sabe, intentar equiparar las escisiones de izquierdas con el transfuguismo de las derechas es ridículo y a la altura de un economista que no sabe hacer una media aritmética.
La derecha por lo menos no tiene ningún reparo en buscarle justificaciones "ideológicas"