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La gran jugada de Microsoft vuelve a ponerles bajo la lupa: los 68.000M de la discordia
El Call of Duty se adentra en un terreno desconocido. En esta caso, la popular saga no trasladará al jugador ni a la II Guerra Mundial ni a la Guerra Fría. Tampoco se ambientará, como ya se ha visto en otras ocasiones, en un conflicto ficticio como la III Guerra Mundial o una contienda de corte futurista. El nuevo campo de batalla es para muchos bastante más temible: los despachos de los burócratas de medio mundo, que ahora deben decidir si dan su bendición a la oferta de 68.000 M que Microsoft hizo para fagocitar Activision-Blizzard
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