edición general
  1. Trabajo en una churrería. Los sábados, desde bien entrada la mañana, trabajo en una churrería. Yo hago la masa desde cero: hiervo agua, le pongo sal y grasa y vierto harina cuando el líquido está a borbotones. En ese momento hay que actuar rápido y batir y batir sin parar, con gran energía, hasta que todo se liga en una mezcla homogénea de color ligeramente pajizo. La dejo reposar para que se entibie y la cargo en el embudo de churrero, desde donde pasa, en forma que la gente poco noble llama "porra", por aceite muy caliente. Los churros se doran y se los vendo a señoras que pasan a recogerlos con una sonrisa. Siempre me alegra ver cómo se los meten bien calientes en sus diminutas bocas.

    Sic transit gloria mundi.

menéame