Hace 20 o 21 años que me conecté a internet por primera vez. Según se fue popularizando fue degenerando, sí, había más contenido y más contenido de calidad pero las gilipolleces se incrementaban exponencialmente. Hoy, metido en uno de sus agujeros de fango infames, he tenido la sensación de que no necesito ir más lejos, de que no quiero descubrir que hay más allá. Siempre he sabido que era mentira que en internet estuviera todo, pero es verdad que hay un eminente compendio de la estupidez, sordidez y zafiedad intelectual humana.