@antiboise No sé si te servirá pero te cuento mi experiencia. Yo dejé de fumar intentando ponerme las menos restricciones posibles, sabía que obligándome no iba a funcionar, me haría pensar en ello 24/7. Así que lo recuerdo como tener una conversación constante conmigo misma durante las primeras semanas, con el tiempo la conversación dejó de existir. Muchas veces era literalmente concederme cinco minutos más sin fumar, en plan: crees que puedes esperar a ver qué pasa si esperas cinco minutos? Si no quieres coge un cigarro, y esperaba, y así fui sumando tiempo. Alguna vez pedía alguna calada, y mis amigos me decían que así no iba a dejar de fumar nunca, y la verdad que yo no sabía si tendrían razón. Seguí a mi ritmo, diciéndome: no es una obligación, puedes fumar o no fumar, tú decides.
Meses después, ya en plan experimento, si fumaba una calada sentía que me rasgaba la garganta y el sabor no me gustaba; además ya sentía efectos positivos, podía subir las escaleras del metro sin que me faltara el aire, había recuperado parte del gusto (ni siquiera era consciente de que lo había perdido).
(sigue)
@ish@antiboise Sin embargo también descubrí que si fumaba unas cuantas caladas el sabor ya no era tan malo, lo cual me decía que si fumaba un cigarro entero podía volver a acostumbrarme al sabor de nuevo. Afortunadamente para entonces ya sabía que podía vivir sin fumar, y no encontré justificación para volver a hacerlo. Esto fue por el 2004.
Ahora me pregunto si podría volver a fumar, y supongo que la respuesta es que puede que sí. Pero si me pregunto por qué lo haría, no se me ocurre absolutamente ninguna razón. Deseo nulo.
Mucho ánimo si te das la oportunidad de dejarlo, sino no te tortures
Meses después, ya en plan experimento, si fumaba una calada sentía que me rasgaba la garganta y el sabor no me gustaba; además ya sentía efectos positivos, podía subir las escaleras del metro sin que me faltara el aire, había recuperado parte del gusto (ni siquiera era consciente de que lo había perdido).
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