edición general
  1. Crónica de un país inoperante.

    Hace unas semanas Élisabeth Borne, la primera ministra, anunció una nueva reforma del ingreso mínimo vital. La reforma hará que las personas que quieran recibir el IMV tengan que trabajar 20 horas por semana.

    No estoy de coña.

    Sin protección social, sin ayuda sindical, sin representación en la empresa. Probablemente a la merced del patrón de turno.

    Un cuarto de las personas que reciben IMV acaban recibiendo la ayuda por discapacidad. Otros grupos sobrerrepresentados son las madres solteras y las mujeres embarazadas.

    Bienvenidos a la Francia de Macron.

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