El autor se considera no sólo como favorable a la tecnología sino “pro ADN,” en lugar de la fraseología más común: “antinuclear.” El término pro-ADN es correcto porque el daño a nuestro ADN es lo más peligroso que tenemos que enfrentar respecto a los venenos radioactivos en nuestro entorno. El daño al ADN es también uno de los problemas más difíciles de detectar. Este ensayo representa una exigencia de JUSTICIA humanitaria, democrática y financiera, nada más, nada menos.
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