En este artículo se reúne un compendio de pasos sencillos (llamémosles "sabios" consejos) para alcanzar esa anhelada y prestigiosa meta que comparten millones de personas: reducirse a un simple "mindundi", un ser sin voz ni voto, sin ideas propias ni originales, recluido en una pequeña celda de cuatros metros cuadrados, sustentando con denuedo la brava tarea de idolatrar regularmente a los mismos cuatro ridículos ídolos, que son los que, curiosamente, le han ayudado a licenciarse con honores en la universidad de la incongruencia y la necedad.
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El tonto sectario, pelota, inculto e hideputa que no se preocupa por nadie excepto por si mismo. Es el arquetipico ganador que nos ha dejado nuestra querida sociedad neoliberal.
El que trabaja, piensa, es educado, se preocupa por los demas y no pisotea cabezas, ese es un fracasado. Te lo dice un fracasado orgulloso de serlo.
Consejo 22. Aplícate el 21
Para mí ese no es un fracasado, es un GRAN FRACASADO (en mayúsculas), precisamente porque nos ha llevado hacia cotas inimaginables de corrupción y ha degradado la sociedad con su falta de principios morales.
No es el tipo de persona que me gustaria ser, pero eso, es un ganador, en ningun caso un fracasado.
Los fracasados somos la gente honesta que sabemos como ganar, pero no lo hacemos por nuestros estúpidos principios morales.
Yo no siento ninguna envidia por ningún tipo de esos, más bien me da risa, él sus presuntas riquezas y su "tía buena", el problema quizás es cómo sentirse a gusto para alguien con "estúpidos principios morales" en una sociedad como esta, eso sí puede ser bastante complicado.