La valoración de Abascal en la última encuesta del CIS se sitúa en un exiguo 2,81 sobre 10. El cesarismo con que Abascal gobierna Vox se antoja equivalente al deterioro del discurso político, al friquismo que caracteriza a Vox, y a la holgazanería y charlatanería de sus colegas. Y ya no son solo las rencillas internas, la fuga de Olona, la salida de Espinosa de los Monteros, la guerra de clanes o la influencia del ala doctrinal-confesional; es que el rechazo a Vox impide a Feijoo sustituir a Pedro Sánchez en el Gobierno.
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Si Vox se hunde, ambos efectos se perderán.
Pero claro, en la derecha también se dan cuenta de esto, y pueden querer recuperar ese espacio para el PP.
Aunque siendo el papelajo del confidencial, tampoco estraña mucho.