"La vagancia, mi estado natural, suele ir casi siempre acompañada de uno de los peores pecados que, según parece, se pueden cometer hoy en día: el de aburrirse. Ser acusado en público de aburrirse es peor que ser sospechoso de robar la caja de una sociedad protectora de animales o decir que los topillos te producen ternura. Aburrirse es pecado, no hay derecho, es deprimente..." Leído gracias a
rinzewind.org/archives/2007/09/17/aburrimiento/ .