(...) no hay nadie que odie Madrid como odia el centro de Madrid su periferia. El sur es especialmente denostado, se ve como un puñado de barrios de migraciones rurales que ahora habitan los chinos y latinoamericanos, amén de todos los españoles que han fracasado en la vida. Yo mismo. No hay que llorar. El sur de Madrid lo lloran sobre todo los que no viven aquí y nunca se pasarán por aquí, salvo para pedir el voto o, va dicho, un precio asequible para el delco. Lo que no sabía era que los 400.000 desgraciados fuéramos todos camareros.
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Esto demuestra que aún se le puede pisar más fuerte.
Una curiosa fábula para acabar. En los años 90, en la calle Dolores Barranco, Almendrales, había un quiosco de prensa muy feo y estrecho, que atendía un señor regordete y nada simpático, donde yo solía comprar los periódicos. Ya en el nuevo siglo, un día bajé y lo habían arrancado de cuajo. Cerró. Impresionaba ver lo poco que era el quiosco, apenas veinte baldosas rotas sobre el suelo. Pasados no pocos meses, el Ayuntamiento tuvo a bien clavar ahí mismo un banco nuevo, de madera. Y desde el primer día de estreno del banco, todas las mañanas, a la misma hora en la que abría el quiosco, el quiosquero jubilado se bajaba a la calle y se sentaba en ese banco que ocupaba ahora exactamente el mismo trozo de suelo que ocupó durante décadas su negocio, y desde ahí siguió viendo pasar la vida.
Pues ahora me entero que soy dominicano!!!
Este caballero es tonto...
pues yo como habitante de una de las calles con apellido usera de ese barrio, te digo que tanto tú como el autor del mismo elegís (por no decir apuntáis) lo que os interesa ver y expresar con una obvia finalidad (y ahora pregúntame cuál)
por cierto, yo estuve este domingo pasado en rafaela ybarra esquina con dolores barranco, ya sabes, donde la junta municipal, y ni te ví ni ví al autor del artículo.