Peter recorre medio mundo tras la pista de una novia extremeña que conoció en París hace 40 años. El despertador debía sonar a las seis de la mañana, pero cuando Peter se despertó ya habían pasado las siete. Al ver la hora, saltó de la cama, se vistió y corrió hasta la estación de ferrocarril de Berna (Suiza). Al llegar encontró un tren que salía de los andenes y se perdía a lo lejos. En uno de los vagones viajaba Carmina Carrero, una joven de Badajoz de la que se había enamorado dos años antes, en 1969, en París.
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