Por entonces los odios ya se habían desbordado en España, arrollando a su paso cualquier resquicio de piedad. La venganza era el único combustible que movía la patria. No otra cosa perseguían los milicianos que en la noche del 22 de agosto de 1936 se hicieron con el control de la cárcel Modelo de Madrid. A la capital habían llegado los ecos de la matanza perpetrada pocos días antes por el ejército franquista en Badajoz y aquella sangre solo admitía un castigo semejante como desagravio. La suerte de José María Albiñana estaba echada.
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Es broma, que no quiero empezar una guerra virtual. La de verdad ya la ganaron los buenos españoles
El haberle ejecutado previa tortura,era , en cierta manera, darle la razon. Sus crimenes eran suficientes como para tenerlo por buenas decadas en la carcel, pero la izquierda y la derecha siempre debe mantener la superioridad moral, no puede arrastrarse al cieno de los fascistas.
Y no me he equivocado en el parrafo anterior. El mayor enemigo del fascismo no es la izquierda radical, sino la derecha civilizada.
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El fascismo ya estaba en España desde antes y no tiene nada que ver con lo que un partido de cuatro matados hicieran. Cualquier persona que se haya interesado un mínimo por cómo se desarrollan los partidos corporativistas de derechas en España sabría que casi todos ellos vienen del llamado maurismo callejero que nació a principios del siglo XX.
La gente que participó en dicho maurismo constituyeron el germen de la Unión Patriótica, el partido oficialista de la Dictadura de Primo de Rivera, que a su vez son el crecimiento y desarrollo político de los dos principales cabezas pensantes de la extrema derecha española: Calvo Sotelo y Antonio Goicoetxea.
Albiñana no llega ni a ser un segundón, que no tuvo ni peso ni herencia puesto que la extrema derecha siempre fueron los dos antes citados y Jose Antonio Primo de Rivera.
Goicoechea si que es, de hecho, el padre del fascismo en España puesto que fue el que consiguió que Italia se metiera a favor de los golpistas contra la República gracias a sus contactos con el gobierno de Mussolini.