El IBI no lo pagan los partidos, los sindicatos, algunas oenegés, las entidades religiosas, y así un largo etcétera que recala en la más insólita de las excepciones: ¡la duquesa de Alba! (...) Pero es que en este mismo país la familia de un dictador tampoco pagaba impuestos hasta hace dos días, y nunca ha dado explicaciones del patrimonio acumulado gracias a la dictadura. Y tampoco pasa nada si los equipos de fútbol deben millones a Hacienda, porque para eso alimentan el circo del pueblo.
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