Los arquitectos de la Torre de Francia de València, un edificio residencial emblemático de 115 metros de altura, ven propicio cambiar ahora, tras el incendio en el barrio de Campanar del 22 de febrero, las placas de aluminio de la fachada por nuevos productos de fachada ventilada ignífuga en este inmueble. Gómez-Perreta ha indicado que se han puesto en contacto con el fabricante de las placas y ahora tienen en el mercado "unas placas de aluminio sin polietileno, con un componente mineral que es completamente ignífugo;
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Si ese edificio se quemara el impacto en la ciudad sería devastador.
Disculpen, quería decir una faena
No me vale la tasación del seguro
El edificio no está mal hecho. Cumplía todas las normativas vigentes en el momento de su construcción. Esas normativas ahora son diferentes, y es decisión de los propietarios invertir para adaptar su edificio a la nueva legislación y hacerlo más seguro.
También te parecerán mal hechos los cientos de millones de edificios que hay en el mundo sin alarma de incendios, sin medidas antisísmicas, o... ¡de madera! ¡qué locura!
En serio: no me parece una cosa menor. Me dedico a esto. Soy arquitecto. Entiendo perfectamente la preocupación y el miedo de la gente cuando pasan desgracias en su entorno, cuando se incendia un edificio cercano, cuando explota una caldera en el barrio, o cuando entran a robar a la casa del vecino. Independientemente de la psicología humana y sus sesgos, es evidente que las normas hay que mejorarlas siempre, que nunca hay que dejar de avanzar en seguridad, porque nada es perfecto en esta vida. Soy consciente de todo eso y mucho más; pero sigo creyendo que esas normas imperfectas funcionan bastante bien, que esos edificios que las cumplen están bastante bien hechos, porque la realidad es que el 99,99% de ellos nunca se queman, nunca se caen, y sus habitantes vivirán toda su vida tranquilos y seguros.