El vuelo de Ryanair tenía previsto aterrizar en la isla de Ibiza, pero no llegó a su destino. En contra de lo que 16 de sus pasajeros creyeron, el avión tomó tierra lejos de allí, en el aeropuerto de París-Beauvais. La melopea que estos turistas escoceses soportaban tras un fructífero paso por el 'duty free' obligó a los pilotos a realizar un aterrizaje de emergencia en suelo francés.
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