Un asesor de gobierno en Indonesia sintió las consecuencias de un castigo que él mismo ayudó a crear. El hombre, quien trabaja para una agencia que colabora con la redacción e implementación de normas religiosas, fue azotado públicamente con 28 latigazos por tener una relación con una mujer casada. Ella recibió la misma pena.
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Podría fácilmente añadir a los que se creen que restringir las libertades para joder a Cataluña es una buena idea.
Seguro que hay montones más de ejemplos.
Sería un final feliz para una ley estúpida y peligrosa, que antepone el honor a la integridad física de las personas.
Y alucinante la actitud de la gente grabando semejante bochorno.