El descenso de la actividad económica ha sido sin duda un factor clave. Pero no el único. A menos actividad económica, menos accidentes laborales; parece una ecuación clara. Pero hay otros elementos que condicionan en gran medida las bajas en el puesto de trabajo, al menos en lo que a la siniestralidad en el trabajo se refiere. La elasticidad de la reforma laboral para que las empresas puedan deshacerse de los trabajadores que recurren en mayor medida a la incapacidad laboral es otra de las medidas que ha tenido mayor incidencia.
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Conozco un caso en el que un accidente laboral, cuyas consecuencias son varios puntos de sutura y su consiguiente baja, por presiones mas o menos directas se ha desviado a la seguridad social, como si el corte hubiese ocurrido fuera del trabajo, para que no cuente como accidente laboral.
Eso ha sido promocionado por la empresa, que paga el 100% por la baja independientemente del origen de la misma, pero le ahorra un coste a la mutua, pero es un delito a la Seguridad Social.
Este tipo de actuaciones son más comunes de lo que pensamos e incluso en ocasiones en mi empresa nos han sugerido que por "pequeños accidentes" no vayamos a la mutua porque fastidia los datos de siniestrabilidad de la empresa de cara a optar a contratos con la administración o grandes empresas.
Da asco.
A ver quién es el guapo que se coge ahora una baja viendo cómo están las cosas. Si no es muy aparatoso y puedes andar apechugas y tiras para adelante.
Incluso es preferible ir al trabajo con una enfermedad común que ganarte la enemistad de tus jefes. Yo sé de más de uno y más de dos que ya no se cogen bajas para las enfermedades comunes. Van al curro y si es algo contagioso y cae media empresa pues mala suerte, es lo que toca: bajada de productividad y pérdida de beneficios por la tontería ésa de no dejarle a la gente cogerse una baja cuando está mal.