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“Cada ciudadano es hoy un publicista de sí mismo: hace pública su conducta para recibir una aprobación virtual”

¿Te imaginas al abuelo publicando compulsivamente fotos de sus vacaciones en Camboya o contando en redes lo que quiere al gato? Cada ciudadano es hoy un publicista de sí mismo: hace pública su conducta para recibir una aprobación virtual. Se trata de una gratificación que, naturalmente, nunca sacia. En una época dominada por el deseo de diferenciarse, nada hay más noble que aspirar a una honrosa generosidad. Decía Balzac que la pasión del incógnito era un placer de príncipes. Para experimentar la dicha es preceptivo ser un feliz don nadie...

| etiquetas: psicologia

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