Primero protestaban con sus denigrantes pancartas en los funerales de los homosexuales muertos de sida, cuyos familiares soportaban mortificados la humillación. «Dios odia a los maricones», decían los carteles que mostraban por todo el país los niños y adultos de la Iglesia Baptista de Westboro, en Kansas. Luego se les ocurrió llevar sus protestas a los entierros de los soldados muertos en Irak, Un tribunal les ha condenado a pagar ocho millones al padre de un marine muerto en Irak que tuvo que oír sus protestas homofóbicas en el funeral
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