Cinco conductores que se pasaron (y mucho) con las copas estrenaron ayer las consecuencias de la reforma del Código Penal. En un control policial en la C-58, todos superaron los 0,60 miligramos de alcohol por litro de aire espirado, cuando el límite legal es de 0,25, y ayer tuvieron que comparecer ante la jueza para conocer los efectos penales de conducir tan bebido: 3.000 euros de multa, retirada del carnet y días de trabajo para la comunidad. No se pidieron penas de prisión porque fueron cazados en un control preventivo.
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