Una mujer acude a un estudio de tatuaje para hacerse un pendiente... y acaba criticando a quienes llevan pendientes y tatuajes (y a la mujer que la está atendiendo).
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etiquetas: tatuajes , clasismo , estética , estilo de vida , contradicciones , piercings
Como meterse en un fregao y hacerlo peor intentando salir de él
Al igual que con los cocineros, no creo que sea buena idea tampoco cabrear al que te va a hacer agujeros en el cuerpo.
Una niña de papá con ínfulas que tiene la suerte y la desgracia de que probablemente nunca saldrá de su ignorancia.
O sea, te parecen mal los piercings... ¿y vas a hacerte uno? ¿Luego te vas a autorreñir cuando te veas en el espejo?
O sea, a mí no me gustan los piercings, pues hago dos cosas:
- No entrar a estudios de piercings, no sea que se me caiga algo de dinero al suelo y me hagan uno por descuido.
- No criticar a las personas que llevan piercings, si a ellas las gustan... es su cuerpo, no el mío.
Lo único que pido es que los que trabajen en la industria alimentaria, que al trabajar con alimentos se quiten los piercings si se pueden desprender fácilmente, que son la mayoría porque tienen cierres igual de cutres que las joyas convencionales, que parece que las diseñan para que se pierdan.
Puede que no te gusten los piercings, pero respeta a quienes los llevan, que los pendientes no se diferencian tanto.
Pero espero que cale el mensaje, necesitamos mas gente valiente como esta chica explicando porque los que se hacen tatuajes son tarados mentales, que hay mucho tatuado que se ha tragado eso de la "libertad" que vende el extremocentro e igual no les viene mal saber que esconde esa "libertad" en realidad