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Condenados a tener mala salud

El hijo de J. B. tiene cirrosis hepática y trastornos mentales. Once veces le ha citado el especialista en digestivo y once veces ha fallado el paciente. La razón es siempre la misma: el hijo de J. B. está en prisión y no puede ir al médico si no hay policías que le acompañen. Los reclusos no pierden el derecho a la salud por cumplir condena, aunque la experiencia a veces se incline tercamente hacia lo contrario.

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