Nuestras criaturas miran azoradas como sus padres se empobrecen y se angustian, se desequilibran y se desorientan, se estresan y se enferman. No comprenden, no pueden comprender, por qué casi repentinamente en sus vidas todo cambió, por qué no pueden obtener el juguete o la golosina que siempre disfrutaron, por qué la comida ya no es tan rica ni tan abundante como era, por qué no pueden seguir concurriendo al colegio que les gustaba y por qué papá y mamá, están siempre tensos y de mal humor y cada día les prestan menos atención.
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