Durante mucho tiempo los arqueólogos intentaron hacer un mapa de una de las más grandes ciudades Mayas, en América central, escondida en la densa jungla. Lo que no consiguieron usando rádar análisis multiespectrales aereos o fotografías por satélite lo lograron utilizando señales láser capaces de atravesar la vegetación, lo que descubrió montículos, calzadas, terrazas agrícolas y distintos asentamientos de una ciudad que llegó a albergar unas 115.000 personas
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