Acostumbramos a pensar que la salud psíquica y social está asociada a un buen conocimiento de uno mismo y, también, a un buen conocimiento del otro. Ahí están esos gurús de saldo que a menudo se retiran espiritualmente a fin de conocer mejor los entresijos de su alma. O las terapias de pareja, que a menudo impulsan el abrirse al otro. Cuanto más, mejor. Pero parece ser que ello no contribuye en absoluto en una relación sana con los demás o con nosotros mismos. Al contrario.
|
etiquetas: relación , pareja , matrimonio