Menuda sorpresa se llevaron los albañiles que estaban trabajando en las dependencias de la parroquia de Santa María de Utrera y el propio párroco del templo. Durante las obras realizadas en la sacristía y en el despacho parroquial encontraron unos pequeños frescos que nadie esperaba. El historiador local Javier Mena remarcó que estas pinturas “datan del siglo XVIII y pudieron formar parte de la decoración que poseía la antigua capilla de ánimas que se encontraba en esta dependencia".
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