Esta no es la historia de un rey aftasí (dinastía que gobernó la taifa de Badajoz) sino de la desaparición de su lápida, cuya inscripción se conoce e incluso se conserva un dibujo, pero no la piedra original que debió ser reutilizada en alguna construcción de la Alcazaba y que es una de las inscripciones árabes más conocidas y estudiadas en España. Dos profesores universitarios han rastreado los avatares de este epitafio perdido que supera en cuatro veces el tamaño de otra inscripción funeraria relativa al mismo rey y que sí se conserva.
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Del epitafio de Al-Mansur aportan noticias en el s. XVIII varios varios autores extranjeros, pero a mediados del s. XIX se pierde, pero a finales del mismo varios estudiosos españoles que no conocen la documentación anterior ofrecen datos de su existencia.
La inscripción, en una pieza de mármol, estaría formada por cuatro líneas de texto con el nombre de Al Mansur, la fecha su muerte rey, su cronología vital y titulación y algunas fórmulas religiosas. Lo más característico de la lápida es que la fecha de la muerte estaba escrita en signos de la hégira con su equivalente en fecha castellana
En el mundo islámico, este tipo de piezas estaban vinculadas al lugar de la muerte del difunto. La de Al Mansur fue documentada por última vez en la Iglesia de Calatrava de la Alcazaba de Badajoz.
Los profesores sostienen que probablemente la pieza esté rota, quizás formando parte de los cimientos del Hospital Militar, donde hoy se ubican la Biblioteca Regional y la Facultad de Biblioteconomía.
Más sobre este rastreo del epitafio:
www.hoy.es/20090210/sociedad/epitafio-perdido-mansur-20090210.html
www.europapress.es/extremadura/badajoz-00380/noticia-museo-arqueologic
es.wikipedia.org/wiki/Taifa_de_Badajoz#Primera_taifa
En Badajoz asume el poder un tal Sabur, cuya epitafio es el que aparece en la noticia de #2 (www.hoy.es/20090210/sociedad/epitafio-perdido-mansur-20090210.html), que es el primer taifa, pero no le suceden sus hijos sino el visir Abdallah ibn al-Aftas que sí logra traspasar hereditariamente el poder e inaugura la dinastía.
La importancia de este epitafio también se debe a que es uno de los pocos que se han conservado de los monarcas árabes.
Sobre el mismo escribieron autores prusianos, suecos, italianos y franceses, y a principios del s. XIX a partir de las noticias que proporcionaban los eruditos ilustrados españoles, pero cuyas publicaciones, sin embargo, nunca serán conocidas ni citadas en España.
El tratamiento infravalorado de esta lápida, que llevó tanto a su pérdida física como a la ausencia de estudios publicados sobre la misma, ilustra la evolución de la epigrafía árabe en España como disciplina histórica:
1) Ambicioso y exitoso comienzo en el siglo XVIII con figuras como M. Casiri o F. Palomares.
2) Desastroso paréntesis de la Guerra de la Independencia.
3) Resurgir a partir de mediados del XIX.
4) Renacimiento del arabismo español a finales del XIX, con los grandes arabistas E. Saavedra y F. Codera.