seguimos viendo cómo en algo tan básico para la formación de las personas desde la infancia, como son los juegos y juguetes, se continua manteniendo y perpetuando la disocación entre niños y niñas.
Jajaja, chorrad@s como diría un progresist@. Que le digan a ciertos sectores de la sociedad (y probablemente no sean los más conservadores...) que su niño juegue con la Barbie y su niña con el soldad@. Tonterías como usar la @... hay cosas más importantes en el mundo como para preocuparse por este tipo de demagogias.
Peor aun: más importante que los juguetes es la ropa, que te acompaña casi permanentemente, y en cierta forma te define. Y en esto subsiste un sexismo atroz: las faldas se ponen sólo a las niñas, jamás a los niños. Y el uso de la falda, a veces como parte obligatoria de uniformes escolares, dificulta claramente algunos movimientos, adquiriendo sus usuarias estereotipos dinámicos y posturales, al sentarse o al enfrentar un día ventoso, actitudes que resultan innecesarias para los varones, ampliando su libertad gestual. Inversamente, en condiciones de alta temperatura los niños disfrutan de menos ventilación corporal que las niñas, siendo mayor su sudoración inguinal. Análogas consideraciones cabe hacer de la longitud del cabello, que las obliga a ellas al uso de ataduras y clips presionantes del cráneo, y a constantes retoques de la distribución capilar, en tanto que a ellos se los induce casi siempre a un exiguo abrigo de sus meninges en los crudos inviernos. Y así hasta la edad adulta: ellas pueden llegar a ministras, pero tienen que seguir centrando su atención en los posibles orificios del suelo, porque el uso de tacones largos y delgados es casi preceptivo; ellos deben conformarse con su estatura original, estando muy mal visto que utilicen alzas en los talones... y un largo etcétera.
¡Por la igualdad de ropajes! ¡Un sólo ser humano, una sola vestimenta!
Cuentan que en cierta ocasion una mamá pijoprogre le puso la merienda a su niñito de tierna edad: un par de sandwidtches de pan bimbo cortados en forma triangular. El niño le plantó un par de buenos mordiscos al primer sandwidtch, lo agarró con su mamo derecha y apuntando dijo, "¡pum!, ¡pum! ¡estás muerta!" Todos sus juguetes eran políticamente correctos pero él se las arregló para hacerse con una pistola.
¡¡¡Dejen ya de intentar ponerle puertas al campo!!! ¡¡¡Dejen a los niños ser niños de una santa vez!!! Y por favor, dejen de malgastar nuestros impuestos en gilipolleces de una santa vez.
DEJENSE DE GILIPOLLECES!!!!
¡Por la igualdad de ropajes! ¡Un sólo ser humano, una sola vestimenta!
¡¡¡Dejen ya de intentar ponerle puertas al campo!!! ¡¡¡Dejen a los niños ser niños de una santa vez!!! Y por favor, dejen de malgastar nuestros impuestos en gilipolleces de una santa vez.
¡¡¡Señor, que CRUZ!!!
Un poco de contraste:
www.google.com/books?id=oMluhyXTA88C&printsec=frontcover&hl=es