En una caída fortuita, Carlos Peláez, jugador del equipo rival, perdió el conocimiento y dejó de respirar. Fue entonces cuando Suárez (entrenador del otro equpo) echó mano del botiquín y no dudó en colocarle una cánula de Guedel para estabilizarle. Una acción que salvó la vida a Peláez. Peláez, que pasó la noche en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital San Agustín, está ya totalmente recuperado. No recuerda lo sucedido pero tiene presente que dentro de dos semanas, cuando celebre su 18 cumpleaños, no olvidará que volvió a nacer.
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