El mito de la España Católica, Apostólica y Romana, de “reserva espiritual de occidente”, de país tocado por la “gracia divina” siempre ha chocado con dos escollos tremendos de nuestro carácter. Por un lado los católicos -pero católicos anárquicos, no practicantes y recelosos siempre de la Iglesia- y por otro lado los anticlericales que son, en muchas ocasiones, una evolución lógica de los primeros. Con españolitos así, no hay manera de asentar unos cimientos sólidos para proclamarnos país católico, reserva espiritual y fieles seguidores de la doctrina romana.
|
etiquetas: sociedad , opinión