Están dos peces nadando uno junto al otro cuando se topan con un pez más viejo nadando en sentido contrario, quien los saluda y dice, “Buen día muchachos ¿Cómo está el agua?” Los dos peces siguen nadando hasta que después de un tiempo uno voltea hacia el otro y pregunta “¿Qué demonios es el agua?”.
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etiquetas: esto es agua , discurso ceremonial , filosofía sobre la existencia
Ustedes pueden decidir conscientemente qué tiene importancia y qué no. Ustedes deciden qué es lo que van a adorar, porque aquí hay otra cosa que es verdad: en el día a día de la vida adulta no existe tal cosa como el ateísmo. No existe tal cosa como no adorar nada. Todo el mundo adora algo. La única elección está en qué decidimos adorar.
Aunque el autor va mucho más lejos y apunta en otra dirección. Se refiere a que todo el mundo adora algo, es decir, tiene a algo como al bien superior por el que merece sacrificarse y por el que obtiene satisfacción. Para un religioso es Dios; para alguien no religioso puede ser la cuenta bancaria, o el sexo, o la belleza, o el hedonismo, o su equipo de fútbol, o su sistema de creencias sea cual sea y esto incluye el ateísmo, el comunismo, el fascismo y todos los -ismos que se te ocurran.
Y a lo que apela el autor es a hacernos conscientes de esto, a no caer en la trampa de que somos pensadores libres no condicionados. Que aquello que tenemos como bien superior, primero lo hagamos consciente. Sepamos qué es lo que colocamos como lo más importante de la vida. Y luego, cuestionarlo. Averigüar por qué hemos escogido eso y no otra cosa. De donde viene, si tiene sentido y si podríamos escoger algo diferente. Porque inevitalemente vamos a tener algo a lo que adorar, aunque sea a nuestro yo más egóico. Y lo único que podemos hacer es sentar en el banquillo esa creencia suprema y ponerla a examen porque de ella va a depender nuestra felicidad o infelicidad.
La broma sigue siendo infinita.
El ateísmo (no el antiteísmo, ojo) es una creencia del mismo modo que dormir es una forma de natación.
*sonidos de estrangulación*
Los negativos deberían tener un coste, como el coste de tiempo que le resulta a la persona que publica noticias. Lo ideal sería que los negativos disponibles para poner esté directamente proporcional al número de noticias publicadas.
De medios aede tampoco se puede.
Sin negativos absurdos seguiria enviando cosas, creo que la solucion no es dar más poder a quien envia, si no eliminar negativos injustificados, como cansina o irrelevante